Los jardines, que fueron transformando su carácter rústico desde mediados del siglo XIX, deben su especial fisionomía actual –mezcla de jardinería francesa e inglesa- tanto a William Perlington Mc Alister, vicecónsul de Inglaterra en Gijón, que adquiriría la finca en 1885, como a las posteriores modificaciones que introdujo José María Rodríguez, marido de la fundadora, al convertirla en su residencia en 1914.
Los jardines del Museo Evaristo Valle, con más de 120 especies diferentes de árboles y arbustos en su mayoría centenarios, muchos de ellos únicos en los jardines públicos españoles y en los que predominan ejemplares centenarios de extrañas y ancestrales podas, conservan todo el carácter y el encanto de la época, estando presente en ellos elementos decorativos y ornamentales que existían ya en los primeros años del siglo: bancos, veladores, fuentes, estatuas, etc., a los que se han incorporado de acuerdo con su nuevo uso, esculturas contemporáneas, siendo además marco de conciertos, exposiciones y otras actividades culturales y educativas.