Como contábamos hace unas semanas al presentar el cartel dedicado al invierno dentro de la campaña “Museo Evaristo Valle… todo el año”, el Museo está abierto todo el año, actualmente con horario de primavera: de martes a viernes, de 10 a 13 horas, sábados, de 17 a 20 horas, y domingos de 12 a 14 horas.

Y, naturalmente, otro de los carteles que ya han podido verse por los mupis de la ciudad es precisamente el dedicado a la primavera. A la derecha del mismo, un fragmento de El filósofo, cuadro que Valle expuso en el Salón de los Independientes de París de 1910, certamen que fue muy polémico, pues unos artistas consiguieron colar un lienzo que un asno de un cabaret de Montmartre había pintado al buen tuntún, mojando el rabo en pintura. Por eso, el crítico Luis Bonafoux, amigo y defensor de Valle, destacó El filósofo frente a “las mamarrachadas de los neoimpresionistas, cuya inmensa mayoría, lo mismo que el asno, pinta con el rabo. […] Contrastando con esta ebullición de colorines y de pornografías, más propias de tarjetas postales para decrépitos babosos que de cuadros para un salón de pintura, aparece, al volver una esquina, en un saloncito sosegado, que es como un oasis, la figura de un hombre en pie y cruzado de brazos; figura que piensa, que medita, que tiene dentro, en una profundidad de alma que se trasluce en la tela, un ennoblecimiento humano, un orgullo mudo, solemne…”

No obstante, a veces las cuestiones más complejas o geniales no son fruto de una meditación larga y profunda, ni siquiera del ingenio humano, sino de la libertad absoluta de la naturaleza, como la complicadísima forma que ha ido adquiriendo con el paso de los años la sófora japónica o árbol de las pagodas de los Jardines Históricos del Museo, a la izquierda del cartel, fotografiada por Estrella Sánchez.

Por eso la frase de Evaristo Valle que acompaña ambas imágenes es “El arte decae cuando la espontaneidad desaparece”, pues el artista, que abordaba las telas tras reflexionar largamente, a veces incluso durante años, sobre una visión o un motivo, siempre tenía presente a la hora de trabajar “los muchos lienzos que había estropeado por andar con los pinceles más de lo debido”.

Así pues, vengan a visitarnos y disfruten, sin más, de la primavera en el jardín y del arte que llama directamente a los sentidos.