Intergeneracional. Un hilo en la fotografía asturiana

Intergeneracional. Un hilo en la fotografía asturiana

Gonzalo Juanes / Joaquín Rubio Camín / José R. Cuervo-Arango / Guillermo Álvarez / Roberto Molinos / José Ferrero Villares / Marcos Morilla / Matías M. Artime / Isabel Marqués / Héctor Jácome / Cristina López-Dóriga / Nicolás Cancio / Pablo Gutiérrez.

Del 27 octubre de 2024 al 26 enero de 2025.

Esta exposición pretende establecer un diálogo en la fotografía contemporánea asturiana a través de más de un centenar de imágenes y documentos datados entre 1958 y 2024: copias de época, obras inéditas -algunas desde hace décadas- y trabajos recientes, provenientes de la Fundación Museo Evaristo Valle, del Museo Casa Natal de Jovellanos, de colecciones particulares y de los propios artistas, donde las conexiones entre ellos o con otras disciplinas son a veces evidentes, no sabiendo muy bien dónde empiezan y, sobre todo, hasta dónde pueden llegar:

Evaristo Valle recomienda a Joaquín Rubio Camín tomar rumbo a París, allí dónde está la modernidad. Quizás por estar a la última, quizás por conocer las vanguardias, quizás por aprender de «los maestros».

Camín (Gijón, 1929-2007) destaca como pintor. Admira a Valle. Y también como escultor. Menos conocida es su faceta como fotógrafo, donde forma parte en Madrid del grupo La Palangana junto a fotógrafos como Ontañón, Masats o Cualladó. Este último, al igual que Cantero, coincide con Gonzalo Juanes (Gijón, 1923-2014) en AFAL, plataforma para la expresión de las ideas renovadoras en la fotografía, y donde el propio Juanes hacía análisis sobre la obra de William Klein o Irving Penn.

Estos fueron quizás algunos de los precursores de una historia continua y discontinua. Continua porque los unos no lo son sin los anteriores. Discontinua porque cada uno, y para mayor gozo, tiene voz propia y única.

Así el hilo continúa cronológicamente con José R. Cuervo-Arango (Gijón, 1947), quien, dos décadas después, se vincularía con la revista Photovision y terminaría desarrollando una obra muy íntima y personal que remite a los orígenes mismos de la vida, no solo de la fotografía, que se expone por primera vez en color.

Pero el hilo no se rompe, y va y viene, y sube y baja, y así Marcos Morilla (Gijón, 1963) vuelve a llevarnos al origen de esta historia a través de su Homenaje a Evaristo Valle. Mientras, Camín sujeta a este hilo a Roberto Molinos (Madrid, 1953) quien protagonizaría la primera monográfica de fotografía en este museo, allá por 1985.

Por aquel entonces, José Ferrero Villares (León, 1959) ya empezaba a liarlo todo mezclando sus ganas de saber y su entusiasmo, llevándonos de los clásicos a los más contemporáneos, y acabaría vinculando lo mismo a los Muller con Camín que a Maojo con un chaval de la escuela, demostrándonos que, a pesar de todo su bagaje, se puede tener voz propia.

Voz propia tenía Guillermo Álvarez (La Habana, 1953-Gijón, 2019), destacado retratista con influencias que a buen seguro compartiría, si pudiera, con Pablo Gutiérrez (Gijón, 1986). Y así el hilo de esta historia continúa con una nueva generación de fotógrafos que, de una manera u otra, se vinculan con los anteriores, como son: Matías M. Artime (Avilés, 1965), fuertemente entrelazado con el tejido artístico de su generación, Isabel Marqués (Cudillero, 1971), deudora del color de Juanes, como lo son también las luces de Cristina López-Dóriga (Gijón, 1980). Héctor Jácome (Pola de Lena, 1974) y sus singulares paisajes-autorretratos o Nicolás Cancio (Tuilla, Langreo, 1984), con sus atmósferas plagadas de referencias completan una generación que se está haciendo un nombre, por méritos propios, en la fotografía asturiana, pero sin olvidar que al final todo viene de un mismo hilo