Obra Evaristo Valle
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El museo alberga más de dos centenares de obras de Evaristo Valle (Gijón, 1873-1951) en su mayoría pertenecientes a aquellas pinturas que con gran reserva guardó el pintor hasta su muerte.
Entre ellas se encuentran sus primeras pinturas realizadas en París a partir de 1903 como “La orgía”. También su producción intimista y melancólica de mediados de la primera década del siglo como “La nieta enferma” y “El filósofo”. O sus retratos familiares, vivo exponente de lo que pudo ser su producción retratista de la burguesía parisina – trabajos que aborrecía pero que le permitieron sobrevivir en años difíciles – y que están hoy en paradero desconocido.
Incluye piezas tan intensas como “Pierrot” que reformaría en diferentes ocasiones y que regalaría a su sobrina María Rodríguez del Valle en 1912 con motivo de su matrimonio. Y otras tan serias y profundas como los retratos de “La abuela del pintor” y “La madre del pintor”, esta última única obra que siempre permaneció colgada en su estudio y que fue repetidas veces modificada.
Existe también una sustancial representación de obras del año 1917, inicio de actividad después de su vuelta definitiva a Gijón y de su crisis existencial y de creatividad posterior a 1912, obras claves dentro de su producción, con pinturas tan importantes como “El palco de la vieja dama”, “El palco familiar”, “Baile de carnaval”, “El potrillo en el corral” y “Elegantes de Gijón” entre otras, que darán las claves sobre la evolución técnica, formal y conceptual de su obra posterior, a partir de las cuales el paisaje y las gentes de Asturias estarían ya siempre presentes, consciente de que en este rincón del mundo, por “su simple complejidad” y por sus características vivenciales absolutamente únicas, poseían capacidad sobrada como para suministrar a su imaginación creadora arsenal suficiente para desarrollar una obra con alcance universal.
Existe además un buen número de sus importantes y representativas carnavaladas, como la famosa obra homónima “Carnavalada”, tema que realizó con intensidad y asiduidad hasta su muerte. También son abundantes los delicados temas rurales como “En la calleja”, “En la fuente”…, o sus obras de extraordinaria madurez realizadas a mediados de los años cuarenta, como por ejemplo “Las tres brujas”.
La colección contiene también una buena selección de su importante e innovadora obra final (1949-1950) en las que el paisaje se diluye apareciendo una representación esquemática y arquetípica de personajes variopintos llena de aguda carga psicológica como en “El futbolista”, “El poeta”, “Los ajedrecistas”, “Pescadores”, etc., o apareciendo nostálgicamente representadas diferentes mujeres que ya había pintado en París hacía casi medio siglo, como “La mujer de azul” o “La dama de verde” cerrando esta producción la última obra que quedó en el caballete a su muerte en 1951 “Bernard Shaw”.
El museo conserva igualmente un interesante fondo de obra dibujada del artista, entre las que se encuentran sus primeras manifestaciones plásticas conocidas correspondientes a los primeros años de la década de los 90, que nos acercan a su portentosa capacidad para el dibujo y la captación psicológica con los mínimos recursos, la máxima expresividad y el mayor refinamiento.
Además se encuentran en el museo un buen número de documentos personales y manuscritos pertenecientes a su obra literaria; faceta creativa ésta, que en su doble vertiente de teatro y novela realizó Valle esporádicamente en sus épocas de inactividad pictórica. Del mismo modo, también queda constancia de todos aquellos objetos personales y colecciones del pintor, que quedaron en su estudio a su muerte. Destacan entre ellas, la magnífica colección de conchas iniciada por el padre del pintor hacia 1850 en los mares de China y el Caribe, con más de 2.500 ejemplares y 700 especies diferentes, la mayoría con un alto y riquísimo cromatismo, que tanto influiría en la paleta del pintor.
Buena parte de estos objetos, expuestos en el museo junto con su obra, ayudan a comprender y enriquecer la visión de una figura tan singular y compleja.
Un fondo de obras de destacados artistas asturianos contemporáneos se han ido incorporando también al museo.