Espacio Bonsai. Donación Rolf Beyebach
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Bonsái: miniatura de árboles normales de la naturaleza. La palabra bonsái viene del japonés y significa “planta en maceta”. La palabra china para estas miniaturas es “Penjing”.
Fueron los chinos, hace 2.000 años, los que comenzaron a cultivar miniaturas de árboles por razones religiosas. Les servían para la contemplación y la meditación, considerando a los arbolillos como “peldaños que llevan al cielo”.
Hace 1.000 años monjes budistas introdujeron los pequeños árboles en Japón, donde su cultivo tomó gran auge en los siglos siguientes, sobre todo en la corte.
Se vieron los primeros bonsái en Europa en la Exposición Universal de París de 1887, pero enseguida cayeron nuevamente en el olvido. Reaparecieron en occidente solo después de la Segunda Guerra Mundial, cuando soldados americanos de ocupación descubrieron en Japón estas miniaturas y llevaron ejemplares a Norteamérica, comenzando allí su cultivo, primeramente por japoneses afincados en las costas de California, posteriormente este arte encontró sus adeptos también entre los nativos, propagándose a Europa en los años sesenta y setenta. Hoy se cultivan bonsái en los cinco continentes.
Es poco conocido que la propia naturaleza crea bonsái. Si semillas de un árbol germinan en condiciones extremas, como por ejemplo en un suelo pobre y a gran altura, los arbolillos no pueden desarrollarse igual que sus congéneres en una situación más favorable, quedando mucho más reducidos en tamaño, sin ser por eso menos sanos y vigorosos, más bien lo contrario. En China y Japón hay miniaturas con más de 500 años de edad.
Hoy día la gran mayoría de los bonsái son criados por el hombre, desde semillas o esquejes, por acodo o utilizando árboles de vivero o recuperados de la naturaleza. Su cultivo requiere mucho tiempo y paciencia y no es raro que se necesite un mínimo de diez o doce años hasta conseguir un arbolillo que merezca el nombre de bonsái. No merece tal nombre cualquier pequeño árbol metido en una maceta ni muchos de los que en gran cantidad se comercializan hoy día como tales.
Estas miniaturas requieren cuidados práctica-mente diarios, como riegos, pinzado, alambrado, trasplantes, correcta colocación a la intemperie (a pleno sol, sol y sombra), protección contra enfermedades, etc.
Todos los ejemplares aquí expuestos son de exterior, no pudiendo resistir mucho tiempo en el interior de una casa, ya que se trata de especies de nuestro entorno natural, ya sean coníferas, perennes o caducifolias.
Cada ejemplar merece ser contemplado tranquila e individualmente, englobando cada maceta un pequeño mundo que tiene su propio mensaje, para la persona que tenga voluntad y paciencia de percibirlo.
Rolf Beyebach
En junio de 2024, Rolf Beyebach (Chemnitz, Alemania, 1929), dona generosamente los quince bonsáis, criados y cuidados por él mismo, que venían exponiéndose en la Fundación Museo Evaristo Valle desde 1994.