D. 23/7/2023, 13.00 h // Inauguración de «Hágase la luz. Técnicas fotográficas del S.XIX en la creación contemporánea»

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20Jul
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El próximo domingo, 23 de julio de 2023, a las 13.00 h, se inaugurará la exposición «Hágase la luz. Técnicas fotográficas del S XIX en la creación contemporánea» que muestran más de una centena de obras de Jesús Limarquez, José Magano, Ruben Morales y José Manuel Poyatos en las que ponen su mirada en la relación con la naturaleza a través de la aplicación de las técnicas tradicionales de la fotografía: Cianotipia, marrón vandyke, colodión, carbón, kalitipia, goma bicromatada y gelatina de plata.

Hágase la luz. Técnicas fotográficas del S XIX en la creación contemporánea».

Slow Photo es un proyecto formado por Jesús Limárquez (Madrid, 1974), José Magano (Madrid, 1963), Rubén Morales (Madrid, 1976) y José Manuel Poyatos (Madrid, 1971) que aboga por la fotografía lenta, pausada y sin prisas. Decidieron unirse en colectivo allá por el año 2013 en Madrid. Sus objetivos son la creación fotográfica, la investigación rigurosa de las técnicas fotográficas y la enseñanza. Sin duda se trata del grupo más destacado a nivel nacional dentro de la fotografía química.

Su principal peculiaridad es el amplio rango de técnicas que son capaces de llevar a cabo con un alto grado de especialización, cubriendo todas las épocas de la historia de la fotografía desde su presentación en sociedad a principios del siglo XIX hasta el momento presente.

La fotografía es hija de la revolución industrial, una de las grandes invenciones de la modernidad. Pero aun siendo un ejercicio de ciencia moderna, durante sus primeras décadas los materiales y los procesos no salían de fábricas, sino de los estudios de los propios fotógrafos, quienes trabajaban artesanalmente.

Estas primeras décadas fueron una carrera vertiginosa. Por un lado, se estaba creando un nuevo lenguaje visual, una nueva forma de comunicarse, mirar y representar el mundo. Por otro lado, la propia tecnología evolucionaba con invenciones que dejaban obsoletas las técnicas anteriores. Llegaban procesos más rápidos, con los que trabajar a mayor escala, más cómodos y, en definitiva, más viables desde el punto de vista comercial. La meta era conseguir una producción en serie, instantánea y accesible a tantas personas como fuera posible.

Estos autores rescatan esas formas de creación fotográfica que se quedaron por el camino. Frente a la producción seriada prefieren la obra única, frente al resultado instantáneo apuestan por la pausada reflexión. Comparten la idea de que el camino hasta llegar a la imagen final es tan importante, o a veces más importante, que la propia toma. La forma conseguida no solo contiene lo captado por la cámara, sino que también se ha empapado de las huellas del proceso, la historia de las manos que han tocado los materiales.

Su acción poética es inseparable de su conocimiento de los materiales, para crear imágenes bellas es necesario obrar -trabajar- de forma bella. Pero de nada sirven las técnicas, por muy especiales que estas sean, si no están al servicio de la sensibilidad y la creatividad.

Si bien a cada autor se le ha dado en esta exposición espacio para mostrar su individualidad, si puede decirse que, temáticamente, predominan las obras que hablan sobre la relación entre el ser humano y la naturaleza.

En los sutiles velos sobre papel japonés de Jesús Limárquez los sentidos quedan suspendidos y se acentúa la experiencia de lo efímero. La representación de los elementos de la naturaleza y su gran escala contrasta con su ligereza. Parece que cosas tan inadvertidas como el fluir del agua, de la nieve o de los vientos tienen más presencia en estas obras que el peso y la estaticidad de las rocas y los árboles.

En las fotografías de José Manuel Poyatos encontramos una búsqueda en la naturaleza de algunas de las cuestiones que nos preocupan como sociedad. Hablan del individuo y sus dudas sobre el tiempo, sus crisis existenciales y su entorno. En ocasiones imágenes trágicas, con frecuencia tocadas por la ternura y el humor. Muestran una imaginativa cosmovisión y conectan a los sujetos contemporáneos con un mundo ancestral con el que sin duda compartimos inquietudes.

Para José Magano toda fotografía es recuerdo de un tiempo pasado grabado en lo más profundo de la memoria. La colección Mucho por ver muestra imágenes creadas tras la pérdida del sentido de la visión del propio autor. Esta circunstancia ha hecho aflorar sus paisajes interiores, sus sueños y sus recuerdos coloreados por las emociones. El ojo es tan solo la herramienta que nos permite ver el exterior, la mirada la hemos de buscar en nuestro interior.

En su serie invernal Rubén Morales nos muestra la desnudez de los árboles en su momento más frágil. Se trata de siluetas recortadas contra cielos fríos, sin referencias geográficas ni contexto alguno. Metáforas de situaciones que todos reconocemos. Los diminutos bodegones de elementos botánicos y animales nos llevan a los gabinetes de curiosidades. Sorprenden por su virtuosismo en la composición, el trabajo de volúmenes y la técnica del virado.

A estos cuatro bloques hay que sumarle otras fotografías que se separan temáticamente de la línea general, pero que aportan riqueza a la exposición. Entre ellas cabe destacar una serie de ferrotipos iluminados de Jesús Limarquez y unas gomas bicromatadas de José Magano que nos muestran cómo eran las primeras fotografías coloreadas.

Lo más importante en esta exposición no es mostrar una colección de imágenes, sino una forma de entender el propio medio fotográfico y por tanto una manera de ver la vida. Un grupo de personas que encuentran en el papel en blanco una oportunidad de construir.

Nicolás Cancio

Comisario de la exposición

La muestra podrá visitarse hasta el próximo 15 de octubre de 2023 en los horarios habituales del museo.

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